martes, 2 de octubre de 2012
Entrevista imaginaria a Roger Maris
jueves, 26 de enero de 2012
Miguel Cabrera se rencuentra con la esquina caliente
De aquellos polvos, estos lodos. La lesión de Víctor Martínez trajo consigo la contratación de Prince Fielder para los Tigres de Detroit y con ella vino la ida de Miguel Cabrera de primera a la tercera base. “Quería volver a la antesala”, le confesó el slugger al diario Líder. “Esa es mi posición de toda la vida. Desde carajito”.
Sin embargo, fue el shortstop su posición inicial en las divisiones menores de los Marlins de Florida. Corría el año 2001, el slugger era conocido como José Miguel y compartía el uniforme de los Kane County Cougars con Adrián González. Fue Ozzie Guillén, a la sazón mánager asistente de Florida, quien en la siguiente temporada lo movió del short a tercera. Ahí debutó en Grandes Ligas en el 2003 y ahí se mantuvo regularmente durante cinco temporadas, hasta que en el 2008 los Tigres decidieron convertirlo en inicialista.
Ahora le toca regresar a sus raíces. ¿Tiene, como Gardel, miedo del encuentro con el pasado que vuelve? Dice que no. Sin embargo, readaptarse a la tercera implica todo un reto, y él lo sabe. “Tengo que estar listo para eso”, le dijo a Líder. Para eso, para las críticas y para las voces agoreras, que desde ya han comenzado a aparecer.
“¿Puede Cabrera jugar en tercera? Yo personalmente tengo serias dudas al respecto. Él tiene un porcentaje de fildeo de .951 jugando en esa posición, y ahí cometió 48 errores en 387 juegos.”, afirmó Steve Phillip, ex gerente de los Mets de Nueva York, al Detroit Free Press.
Su peso vuelve nuevamente a estar en el punto de mira. “Debe perder un poco si quiere ser más ágil”, dijo el exgrandeliga Harold Reynold. “Él es bueno en primera, pero para jugar en otra posición del infield debe estar en mejores condiciones físicas (…) Pienso que terminará en el left field”, vaticinó el ex segunda base, ganador de tres Guantes de Oro.
Si de vaticinios se trata, Phillip, quien fuera analista de ESPN, no se queda atrás: “Lo más complicado para él serán los toques de bola. Ellos implican agacharse, fildear a mano limpia y lanzar desbalanceado a primera. Los equipos lo retarán tocando la bola cada vez que él esté jugando tercera”.
Pero no todo son malos augurios. Una gran luz ilumina el túnel e invita a soñar con un esplendoroso futuro ofensivo. La combinación Cabrera-Fielder, como tercero y cuarto bate, respectivamente, ya se proyecta como una de las más temibles –si no la más temible- del beisbol de nuestros días.
Uno derecho, el otro zurdo, ambos bateadores de altísimo poder. Cabrera, la temporada pasada: AVG: .344, OBP .448, SLG .586. Fielder, también la temporada pasada: .299, OBP .415, SLG .556. El dúo dinámico, los llama ya, sin mucha imaginación, la prensa de la ciudad de los motores
Ni Robinson Canó y Alex Rodríguez, ni Car-Go y Tulowitzki, ni John Hamilton y Michael Young, ni Lance Berkman y Matt Holliday, no hay actualmente en el beisbol dupla más ofensiva que esta. Así lo revela un estudio del escritor senior de ESPN, Jayson Stark, quien luego de comparar parejas y números llegó a la conclusión de que la última combinación de tanto poder fue la de Larry Walker y Todd Helton una década atrás…y eso jugando a la altura de Colorado.
¿Y qué pasa si el rencuentro no es el soñado, los analistas finalmente tienen razón y la esquina caliente termina quemando a Cabrera? Podrían él y Fielder, como en el ajedrez, hacer enroque entre la primera base y el puesto de designado. ¿$367 millones por dos jugadores que se roten así? ¡Si batean como se espera, hasta $500 si hace falta!
La mala hora de Víctor Martínez
jueves, 12 de enero de 2012
La amarga espera de Omar Vizquel
Sin el chivo y sin el mecate. La expresión popular sirve para describir la situación de Omar Vizquel, quien, en procura de una mejor oferta, prefirió dejar pasar la que le hizo un equipo de Grandes Ligas, y ahora, transcurridas unas semanas, no llegó la una ni tiene la otra. “Yo me equivoqué”, le confesó al periodista César Augusto Márquez de Líder. “El equipo que me había hecho el ofrecimiento pactó con otros peloteros y eso dificulta ahora la situación” explicó el caraqueño, que prefirió mantener en reserva el nombre de esa organización con la que todavía, aunque sin ninguna posibilidad concreta, negocia.
.272 de promedio al bate, 2.841 imparables, 401 bases estafadas, 1.432 carreras anotadas. 11 Guantes de Oro, tres apariciones en el Juego de las Estrellas, dos idas a la Serie Mundial. Eso es parte de los números y méritos que Vizquel ha acumulado a lo largo de su carrera. Números extraordinarios que puede que seduzcan a los periodistas de la Asociación de Cronistas del Béisbol de Norteamérica cuando de votar su ingreso al Salón de la Fama se trate, pero que poco atraen actualmente a los gerentes de los equipos, toda vez que Omar ya tiene 44 años y en abril cumple 45.
En 2007, cinco años y cuatro campañas atrás, fue la última vez que el torpedero jugó como pelotero regular. Desde entonces ha paseado por equipos y posiciones hasta convertirse en una especie de utility de apariciones cada vez más esporádicas. La campaña pasada vistió el uniforme de los Cachorros de Chicago, vio acción en 108 partidos –fue alineado en 58 de ellos- en los que tomó 167 turnos al bate y dejó un promedio de .251, con 8 remolcadas. Su contrato era por un año y no fue renovado.
De los patiblancos se despidió con un sabor agridulce, casi amargo: “En la parte final de la temporada me pusieron en la Unidad de Cuidados Intensivos. Cuando me alineaban salía y conectaba dos y hasta tres hits y al otro día volvía a la banca. Eso en verdad no lo entendí”, le dijo en octubre pasado a Edgar Leal de La Verdad.
Desde finales de la campaña pasada, la 23 de su carrera, Vizquel fue enfático al afirmar que quería jugar otra más. Y no por mero deseo o capricho, sino porque aún le quedaba gasolina, aún estaba en condiciones. “Me siento en plenas facultades para jugar un año más”, decía.
Durante estos meses, la rumorología ha hecho de las suyas en los mentideros del norte. Filis de Filadelfia, Azulejos de Toronto, Reales de Kansas City y hasta Mets de Nueva York han sido señalados –y luego, en algunos casos, desmentidos- como posibles destinos para el caraqueño.
Queda poco más de un mes para el inicio de los campos de entrenamiento. El tiempo pasa y el ansiado contrato no llega. Pero ya hay un plan B. Él mismo lo relevó en twitter: “Si no hay contrato no habrá otra opción sino empezar una nueva carrera. La de coach”. Probablemente con los Indios de Cleeveland, que, como le dijo a Leal, “están esperando que deje de jugar para convertirme en técnico”.
Esperar es la palabra clave. Espera él, esperan los Indios, esperan los fanáticos, esperan todos. ¿Será que a Vizquelito, a Manos de Seda, el de los 11 Guantes de oro y los dobleplays imposibles, no se le verá retirarse uniformado en el terreno de juego? ¿Será que el del 20 de septiembre de 2011, última vez que jugó con los Medias Blancas -conectó sencillo y doble-, fue en realidad su último juego como pelotero activo? ¿Será que ya le llegó el retiro y nadie, ni él mismo, se dio cuenta? ¿O fue que lo retiraron? A esperar se ha dicho.