viernes, 30 de julio de 2010

¡Qué pena, Cilia!



Ahora resulta que la señora Cilia Flores no salió contenta de la reunión con el Cardenal Urosa. Que detrás de toda esa docilidad y todo ese sosiego lo que había era una gran inconformidad reprimida. Que la insistencia en destacar los puntos de encuentro entre ellos y Urosa –“eso es lo importante”, decía- no era sino el “puro teatro” que inmortalizó la Lupe.

Así que ayer explotó y sacó “to´lo que llevaba dentro”, que dirían las folklóricas españolas. Se quitó el incómodo disfraz de mujer civilizada, dejó a un lado el falso acento dialogante y se despojó de las pestañas postizas de la conciliación. Volvió, pues, a ser la Cilia de toda la vida: la sicaria del idioma –“le vamos a dar respuesta a uno por uno los puntos”-, la fiel discípula de Perogruyo –“el Cardenal trajo un comunicado pre-elaborado”-, la imitadora chimba de Cantinflas –“ratificó que había dicho lo que dijo”-, la de esclarecidas ideas –“él ha opinado…que ha dicho…que…ehhh…este gobierno”-; en fin, la de siempre.

No era de extrañar. Si algo se puede decir de Cilia es que ella toda es un inmenso océano de contradicciones. Se dice cristiana como la que más, pero peregrina a la India para visitar a Sai Baba. Le dice al Cardenal que el pueblo “quiere escuchar sus argumentos” y prohíbe la transmisión televisada de su intervención. Grita “Patria, Socialismo o Muerte”, pero usa bufandas Luis Vuitton. Sale mansita de la reunión con Urosa y a los dos días se la dedica completica.

Eso, precisamente, fue lo que hizo ayer: dedicársela de cabo a rabo al Cardenal porque cometió el pecado de fijar, cito textualmente: “una posición política…posición política de oposición…de oposición al gobierno”.

Pobre Cilia, aparte de hablar como niña de tres años parece que o no leyó el documento de Urosa o si lo leyó no lo entendió ni un poquito, y eso que estaba fácil. Allí precisamente se extraía una cita del Concilio Vaticano II:

"Es de justicia que la Iglesia pueda (...) dar su juicio moral, incluso sobre materias referentes al orden POLÍTICO cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas"

Que en criollo significa: puede la iglesia dar su opinión en materia política al requerirlo las circunstancias. Sin embargo, Cilia, la empecinada y terca Cilia, siguió en lo suyo: no se pueden meter en política, y para demostrarlo citó el artículo 6 del Concordato Venezueia-Vaticano de 1964:

“Antes de proceder al nombramiento de un Arzobispo u Obispo diocesano, o de un Prelado Nullius (…) la Santa Sede participará el nombre del candidato al Presidente de la República, a fin de que éste manifieste si tiene objeciones de carácter po­lítico general que oponer al nombramiento...”

De cuya lectura extrajo la siguiente y brillante conclusión:

Aquí ya se establece que las objeciones son de carácter político…o sea…esto te induce y te infiere que no pueden ellos incursionar ni asumir posiciones políticas”

Lo que demuestra que ella es arbitraria hasta razonando. Porque está de cajón que solo se pueden tener objeciones del tipo político ante un elemento político. Si existiera la prohibición que se inventó la señora Flores y los sacerdotes fueran “apolíticos”, entonces sería imposible tener “objeciones de carácter político”, ergo, el artículo no existiría.

Pero no le pidamos peras al horno, que diría Don Manuel Rosales, colega de ella en la innoble tarea de acabar con la sintaxis y la gramática castellana. No hubo forma de que ella o alguno de los diputados entendiera, de allí que al final de la tarde, después de una extenuante jornada laboral -¡cómo trabajan estos legisladores nuestros!- emitieran un comunicado que se mueve entre el analfabetismo funcional y la ignorancia rampante.

En él, entre otras cosas, se pide:

"Solicitar la evaluación y la aplicación de mecanismos diplomáticos necesarios para revisar la designación del Cardenal Jorge Urosa Savino como Arzobispo de Caracas"

Que en lenguaje Flores quiere decir: tratar de revocarle la dignidad cardenalicia a Urosa, y en lenguaje Vaticano no es sino una reverenda tontería amén de un imposible, porque no hay sobre el Papa -que es quien nombra a los Cardenales, a ver, Cilia, si te enteras- poder terrenal alguno que lo obligue a revertir un nombramiento. Y si no que le pregunten a sus amigos del gobierno comunista de China por Mons. Joseph Cardenal Zen Ze-kiun, que ya les echaran un cuentito.

El otro acuerdo al que llegaron los legisladores fue:

"Rechazar la agresión política por parte del Cardenal Jorge Urosa Savino y la Jerarquía Eclesiástica, en contra del Comandante Hugo Chávez, Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela y de las instituciones del Estado Venezolano y del pueblo bolivariano."

Agresión política que consiste, simple y llanamente, en rechazar el socialismo marxista del comandante, cosa que si los diputados no estuvieran tan faltos de lecturas entenderían perfectamente. Bien lo dijo el Papa León XIII:

“Si acaso el socialismo, como todos los errores, tiene una parte de verdad (lo cual nunca han negado los Sumos Pontífices), el concepto de la sociedad que le es característico y sobre el cual descansa, es inconciliable con el verdadero cristianismo. Socialismo religioso, socialismo cristiano, son términos contradictorios; nadie puede al mismo tiempo ser buen católico y socialista verdadero".

Si las mismas energías que gasta para mandar a la gente a que "vaya a rezá, vaya a rezá" las usara para instruirse un poco, la déspota sin ilustración de la AN no haría semejante papelón. Pero claro, ella no está donde está y no ha llegado a donde ha llegado para instruirse sino para servir, cosa en la que destaca, aunque para ello tenga que decir un día y desdecirse al siguiente según le convenga al amo.

jueves, 29 de julio de 2010

Doris Lessing-Las Abuelas

Producto de lo que se podrá calificar como una crisis compulsiva de compra, terminé saliendo de la feria Lectura Chacao 2010, celebrada en Plaza Altamira en el pasado abril, con un libro de Doris Lessing.

¿Y quién es Doris Lessing?

Eso mismo me pregunté en el puesto del grupo Zeta donde se encontraba el libro en oferta. De modo que blackberry en mano googleé para descubrir que la afable ancianita de la contraportada era la Premio Nobel de Literatura 2007 y que su bibliografía sobrepasaba las cuarenta obras. Así que para no entrar en muchos detalles, me bastó con su Nobel y con el precio -10 BsF- para tomar la decisión de comprarlo, lo que es un indicativo claro de lo “impresionable” que es mi criterio literario.

Total que hoy he terminado el libro, cuyo título, por cierto, es “Las Abuelas”. Se trata de un compendio de 4 cuentos –Las Abuelas, Victoria y los Staveney, El Motivo y Un hijo del amor- que, cito de la contraportada, “se sumergen en los vericuetos de la vejez”.

He de decir que si una virtud tienen los relatos, y por ende su autora, esa es una prosa clara y sencilla, diría incluso económica, que hace que la lectura sea bastante fácil. Con muy pocos adornos, sin grandilocuentes ni memorables frases, pero con una precisión magistral –no faltan ni sobran palabras- Lessing le otorga al libro una agilidad que siempre es de agradecer a la hora de la lectura.

Lo mismo sucede al describir personajes, situaciones o ambientes: usa justo lo necesario y con poco dice mucho. No redunda, no hace énfasis en detalles que no aportan y prescinde de todo lo prescindible. A sus 90 años –tenía 85 cuando lo escribió-, no parece estar dispuesta a perder tiempo y eso bien se refleja en el libro.

Los relatos brillan con luz propia. Como es lógico, alguno me ha gustado más que otro, pero en general todos tienen algo. Contrario a lo que se desprende de la portada, la vejez, si bien se ve reflejada en algunos personajes, no es el argumento central sobre el que giran los relatos y de hecho hay uno, Un hijo del amor, en el que no parece estar presente.

De las cosas resaltantes, he de decir que la relación erótico-amorosa entre los personajes de Las Abuelas es bastante sórdida y choca un poco. La descripción en Un hijo del amor del calvario que viven los soldados ingleses a bordo del barco que los lleva con destino a la "guerra" es tan buena como agobiante. Y ni hablar de la vigencia que tiene El Motivo, en cuanto muestra cómo el ejercicio del poder por parte de un incompetente y la falta de educación llevan a una civilización modélica a la decadencia.

Los finales son los que no me han gustado del todo. Creo que son muy abiertos y en general me han dejado con una sensación de vacío, de querer saber qué pasó después, en qué quedó todo. Sin embargo, vale la pena leer el libro y ya estaré pendiente de ver qué más consigo de Doris Lessing, que con estos cuentos ha logrado captar mi interés.

martes, 27 de julio de 2010

El Cardenal Urosa en la AN o de como entrenarse para un cónclave



Monseñor Jorge Liberato Cardenal Urosa Savino, para nombrarlo en perfecta jerga vaticana, todavía no ha vivido lo que es un cónclave. El último tuvo lugar en el año 2005 tras la muerte de Juan Pablo II y él recibió el birrete rojo y el anillo de oro en el primer consistorio de Benedicto XVI, el Papa saliente de ese cónclave. Sin embargo, a diferencia de los otros Cardenales ordenados junto a él, puede Su Eminencia decir que ya ha tenido una experiencia cercana al encierro draconiano que ordena la tradición para elegir al Obispo de Roma.

Ocurrió hoy en la Asamblea Nacional.

Respondiendo a las reiteradas y cordiales invitaciones –es solo un decir- hechas por la AN, el Cardenal acudió al hemiciclo a explicar cuáles eran las leyes allí elaboradas que violaban la constitución –los competentes diputados, sus autores, parece que ni se habían enterado que habían hecho leyes inconstitucionales-.

Media Venezuela estaba pendiente del hecho y de ambos lados querían saber qué iba a pasar. Pero miren uds., improbables e inexistentes lectores, que nadie contaba con las malas artes de la Asamblea. Convertida prácticamente en un templo de culto al Oscurantismo, en la sede del Poder Legislativo venezolano los canales privados de televisión tienen prohibido instalar microondas, esto es: transmitir en vivo. Así que no pudimos ver la llegada del Cardenal.

La esperanza era ANTV, una emisora pública de televisión –entiéndase: subsidiada con el dinero de mis impuestos y de los demás contribuyentes- que se dedica a transmitir las actividades que tienen cabida en el Palacio Federal Legislativo, pero que, haciendo gala de un sin igual sentido de la oportunidad, amén de un afinadísimo olfato para el rating, decidió quedarse en estudio y no pasar nada del debate, prometiendo hacerlo en diferido y editado, que es una manera eufemística de decir manipulado, sin que suene feo.

Así que sin transmisión en vivo, sin periodistas –todos estaban sentados afuera- y con par de guardias en la puerta transcurrió la “reunión”. Toda una oda a la censura, que bien hubiera emocionado hasta el llanto a Vitelio Reyes, director de la “Junta de Revisión y Examen de Prensa” de Pérez Jiménez.

Sin embargo, nadie contaba con la tecnología. Y he allí que dentro del selecto grupo de diputados se encontraba un trío de desertores del chavismo: Pastora Medina, Juan José Molina e Ismael García, todos bien equipados con twitter. Con una lamentable ortografía y una peor sintaxis, que todo hay que decirlo, pero con nobleza en la intención, los diputados vencieron la censura y entre galimatías y galimatías le informaron al mundo lo que allí acontecía.

Por medio de ellos nos enteramos que Cilia Flores le había negado la petición al Cardenal de que el evento fuera transmitido en vivo. Hecho más que significativo cuando se toma en cuenta que fue la prolífica matriarca de la AN –llegó a tener a 37 familiares trabajando allí- la que el pasado 21 de julio dijo, refiriéndose al Cardenal: “el pueblo quiere escuchar sus argumentos y pruebas (SIC)”. Lo que demuestra que coherencia y consistencia no son precisamente adjetivos que le vayan bien a la presidenta del legislativo.

¿Por qué se nos impidió a los venezolanos escuchar en vivo y directo a nuestro Cardenal? Roberto Malaver, a quien bien le viene aquello de “mejor caer en gracia que ser gracioso”, pretendió responder en twitter a la pregunta afirmando que: “No se trasmitió el Cardenal Urosa en la Asamblea, para evitar una vergüenza nacional como la de los estudiantes manos blancas.”. Argumento semejante al del gobierno de Corea del Norte –los totalitarismos se parecen- cuando ordenaba transmitir en diferido los partidos del mundial no fuera cosa que pasaran por la “vergüenza nacional” de jugar mal y perder.

Finalmente, pasadas unas cuantas horas, la encerrona llegó a su fin. Cilia y el Cardenal declararon a los medios. La primera, con una tranquilidad y un sosiego tan inusuales en ella que no hacían parecer descabellada la sospecha de un exorcismo dentro de la sala; y el segundo, con una firmeza encomiable –reiteró que socialismo marxista es comunismo y con eso no comulga el catolicismo- y, quizás, la satisfacción de saber que después de esa “reunión” ningún cónclave será lo suficientemente duro.

domingo, 25 de julio de 2010

Jose Antonio Abreu, Dudamel y Chávez


Quizás poco lo sepan, pero el José Antonio Abreu que ayer zalameramente se babeaba ante la figura de Hugo Chávez era, por allá en el año 1964, un neoliberal empedernido que militaba en un movimiento conocido como “Los desarrollistas” -Plancha 2 de la UCAB a efectos electorales- junto a Marcel Granier y bajo el apadrinamiento de la Electricidad de Caracas y el insigne Doctor Tinoco, mano financiera de la IV República y, si se quiere, el banquero más poderoso de la Venezuela de entonces.

El “Sembrador de Ilusiones”, como tan cursimente lo ha bautizado la Revolución Bolivariana, vivió en Pennsylvania y estudió en la muy selecta y prestigiosa U-Penn de Benjamin Franklin, donde sacó el título de Ph.D en Economía Petrolera.

Al revisar su currículo vitae, resulta ostensible su cercanía al poder durante la IV: Diputado del Congreso Nacional de la República, Director de Planificación de CORDIPLAN, Asesor del Consejo Nacional de Economía, Ministro de Cultura de CAP II y presidente del CNAC. Es decir, que si el presidente Chávez hubiese sido un hombre de palabra y hubiese cumplido con lo prometido, probablemente la testa calva del Maestro Abreu hubiese terminado frita en aceite. Pero Chávez nos salió populista y el Maestro…bueno, parece que tornasol.

Así que ayer, como tantas otras veces, los vimos muy juntitos y muy sonreiditos en cadena nacional. El uno dándole la mano al otro. El azote del neoliberalismo estrechando la mano del otrora estudiante neoliberal. El que le dio el golpe a CAP II, al Ministro de Cultura de CAP II. Como falsamente citan, sabrá Dios de donde, los pantalleros que no han leído el libro: ¡Cosas veredes, Sancho, que harán temblar las paredes!

Pero, ¿hay necesidad de eso?

Porque a mí la imagen de un José Antonio Abreu babeándose ante Chávez me resulta realmente triste. Más tomando en cuenta la historia de vida de él, quien, comprobado está, si algo no ha sido nunca es socialista, ñángara, progre o como usted quiera llamarlo. En la universidad se sentaba, incluso, más a la derecha de Copei; estudió en el “imperio mesmo” en la ciudad de William Penn; y fue ministro del gobierno más neoliberal de todos cuantos tuvo AD. Y helo allí, junto a Dudamel, ejerciendo de Lola Flores ante este Franquito de izquierda. Poniéndole acordes de lujo a la revolución chavista.

¿Por qué un hombre ante el que, como recordaba hoy Orlando Viera Blanco en El Universal, se inclina Sir Simón Denis Rattle, director de la Filarmónica de Berlín, tiene que andar de manitos, sonrisitas y babitas con Chávez? ¿Por qué un proyecto calificado incluso de “milagroso” como el de las Orquestas Juveniles e Infantiles tiene que servirle de banda sonora a esta película de alto presupuesto, baja dirección y peor reparto que es el chavismo? ¿Por qué, Maestro Abreu? ¿Por qué si el principio por el cual ud se rige es que: “la música es un instrumento irremplazable para unir a las personas” termina poniéndola al servicio del hombre que ha exacerbado las pasiones y revuelto los resentimientos al punto de convertirnos casi en enemigos unos de otros? ¿Por qué tanta incoherencia?

¿Plata, dinero, conveniencia o puro interés? No quisiera yo pensarlo, pero a todas luces parece ser la única respuesta posible. Y he allí parte del drama de esta Venezuela: el doblegamiento de los principios ante el poder. Al Maestro se le escucha muy bonito el discurso acerca de cómo los materialmente pobres terminaban espiritualmente ricos a través de la música y cómo eso sublima sus mentes, espíritus y almas; pero cuando se le ve tan adulante y zalamero pareciera ser la antítesis de esto: no sé si materialmente rico pero en todo caso espiritualmente mundanizado, que es el único antónimo medianamente funcional que le encontré a sublimado.

No pretendo yo con esto quitarle brillo a su gran obra, ni mucho menos desmeritar lo que ha sido una labor loable y plausible. Eso se le reconoce, se le celebra y hasta se admira. Sin embargo, lo excelso de la obra no le otorga a su creador inmunidad ante la crítica. Y su actuación y la de Dudamel, tanto ayer como en otras ocasiones, me parece eso, criticable. Que esa dupla magistral, talentos sin iguales que dejan muy el alto el nombre del país en el exterior, orgullos de esta tierra a los que el mundo entero aplauden de pie, se rindan ante un hombre de la talla de Hugo Chávez es lamentable.

Ojalá se dieran cuenta, pero entre presentación y presentación, entre toque y toque, con y sin batuta, están quedando como el Wallace Hartley Band de este Titanic que se pudre llamado chavismo y al que tan bien han servido.

sábado, 24 de julio de 2010

Gracias Panorama

Que Panorama, la revista italiana del grupo Mondadori –propiedad de “Il Cavaliere” Berlusconi, como casi todo en Italia-, haya destapado “Las noches bravas de los curas gays” me parece excelente. A pesar de todo lo criticable de la revista –desde su propietario hasta el amarillismo de la portada, pasando por el discutible método periodístico de hacerse pasar por paisanos y grabar con cámaras escondidas todo cuanto ocurra- aplaudo su trabajo. Y lo hago porque así, aunque probablemente fuera su último objetivo, ayuda a la Iglesia Católica a salir de esa plaga de farsantes redomados que de día se disfrazan de sacerdotes y de noche ejercen de sodomitas, y que tanto daño le hacen.

Cuando la Congregación para la Educación Católica publicó, allá por el año 2005, un documento en el que expresamente se decía: “no se puede admitir al Seminario y a las Órdenes sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así llamada cultura gay” fueron muchos los que pegaron el grito en el cielo. Desde dentro y fuera de la iglesia surgieron voces de protesta, que ahora, ante esto, han de estar bien calladas. ¿Querían sacerdotes homosexuales? Pues compren Panorama para que se enteren.

Las agencias internacionales, amantes siempre del lugar común, vaticinaron ayer que el reportaje “sacudiría los cimientos de la Iglesia”, cosa que dudo y bastante. Lejos de sacudir, este reportaje no hace sino reafirmar las posiciones de la Iglesia con respecto a la homosexualidad. Y es más, me atrevo a decir que el tiro les ha salido por la culata a quienes querían aprovecharse del hecho para hincar los colmillos en la Iglesia.

El Vicariato de Roma ha dado una respuesta ejemplar: “Quienes llevan esa doble vida no han entendido qué cosa es el sacerdocio católico y no deben ser sacerdotes. Nadie les obliga a ser curas. En nombre de la coherencia deberían salir al descubierto. No se puede aceptar que a causa de sus comportamientos quede enfangada la honradez de todos los demás”.

Y he allí el quid del asunto: la coherencia y la honestidad de estos pobres individuos. Por allí salió una organización del “lobby gay”, que entre la estupidez y el orgullo, pero siempre con el afán de cargar contra la Iglesia, decía que sí, que eso era lo más normal y que ellos conocían a infinidad de sacerdotes gays. ¿No es acaso eso soga para su cuello? Porque la relación es clara: si hay una infinidad de sacerdotes gays, lo que quiere decir es que la comunidad homosexual está plagada de farsantes de doble vida que siendo lo que son se meten a sacerdotes de una Iglesia que, como la Católica, no los considera aptos para ese ministerio.

Ahora bien, uno de los “curas” que aparecía en Panorama “juraba” que el 98% de los sacerdotes que conocía eran homosexuales, pretendiendo crear una conseja de ese tipo. Sin embargo eso del 98% no es sino el clásico “piensa el ladrón que todos son de su condición”, acentuado, además, por los ambientes y gentes que frecuenta el susodicho. Una tontería con pretensiones de provocación en la que no se debe perder más tiempo.

Tiempo hay que dedicarle es a descubrir a estos farsantes. El Vicariato de Roma fue claro: “[estamos] empeñados en perseguir con rigor, según las normas de la Iglesia, todo comportamiento indigno de la vida sacerdotal”. Lo cual va muy acorde a la línea de S.S Benedicto XVI, quien, luego de reconocer que el enemigo está dentro de la Iglesia, ha comenzado una formidable operación de limpieza. Y es que de eso se trata: limpiar a la Iglesia de toda la basura que ha entrado en ella y que amenaza con destruirla desde adentro. Por eso, gracias Panorama por los favores recibidos.