martes, 15 de julio de 2014

Llora por ti, Argentina




Brasil, decime, ¿qué se siente
tener en casa a tu papá?
Te juro, que aunque pasen los años
Nunca nos vamos a olvidar
Que el Diego los gambeteó
El Cani los vacunó
Van llorando desde Italia hasta hoy
A Messi lo van a ver, 
la copa que va a traer
Maradona es más grande que Pelé
-Canto de la hinchada argentina



Ezequiel Abdala - @eaa17

Llora por ti, Argentina. Porque oportunidades como estas no se vuelven a repetir nunca más en la vida. Porque pasarán décadas y tal vez siglos antes de que 'una chance' remotamente parecida se te presente otra vez. Y no por el Mundial, que ya podrás ganarlo nuevamente. Es por Brasil, por el Maracaná, por poder escribir con tinta indeleble en el libro de tus glorias el nombre de ese estadio sagrado y maldito, fuente de leyendas inmortales y cementerio de héroes caídos.

Llora, Argentina. Porque estuviste cerquita de darle a Brasil la estocada final, el tiro de gracia. Porque Alemania lo noqueó, pero el 'fatality' era tuyo. El 7-1 no se les olvidará fácil, pero que tú quedaras campeona en el Maracaná hubiera sido el hierro hirviente que les sellaría en el alma y para siempre la marca del “Decime qué se siente…”.

Sí, Argentina, llora, porque estuviste a dos goles de escribir la nueva gran leyenda de tu historia, de complementar el mito fundacional de Maradona 86, de darles a tus hijos de estas generaciones, que viven de un pasado que no fue el suyo y de unos goles que no cantaron, la hazaña de enorgullecerse y alardear, por fin y para siempre, de algo que vieron y no les contaron.

Ay, Argentina, llora. Porque Messi de Maradona solo tiene la primera M y poco más. Porque a Lio algo le pasa, que cada vez aparece menos. Porque volvió a vomitar en el juego grande, donde estuvo más bien chiquito. Llora por Higuain, Argentina, que parece condenado a sorprender al mundo con yerros imposibles de goles más que probables. También por el Kun, ese pecho frío de Siberia. Y no te olvides de llorar por el Apache Tevez, por Carlitos, al que no convocaron y que quizás, en la chiquita, hubiera resuelto con garra.


Llora y no pares, Argentina. Porque Götze te sentenció con un gol precioso, inmaculado, irrefutable. Porque fue una genialidad irrepetible e irremediable de un jugador con cara de niño. Porque llegó muy tarde como para poder hacer algo. Llora por ti, Argentina. Porque esta tristeza, ya lo dijo Mascherano, va a ser de por vida. Casi alcanzas la gloria, y en segundos se volvió nada. Hay que llorar, Argentina, porque lo que perdiste no fue solo un Mundial, sino el Mundial de tu historia.